«En tiempos de las
hadas y de la hechicería...
cuando la reina cruel
consultaba su espejo...
el duende Trasgolisto
su sábana extendía
y los siete enanitos
pasaban en cortejo...
»Cuando la Cenicienta
perdía su zapato...
cuando Caperucita
visitaba a la abuela...
cuando las botas
mágicas calzábase el Gato...
y, al par que Jack
trepaba, crecía la habichuela...»
La niña, ya
impaciente, con la historia termina,
colgándose amorosa
del cuello de la madre:
«Pero, Caperucita, ¿no
tuvo padre?
¿Por qué la
Cenicienta se queda en la cocina?
¿Y cómo a vivir sola
no se va Blancanieves?
¡No cuentes, madre
mía, historias para bebes!»
Marilina Rébora
(1919-1999)
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