
Sus fronteras permanecieron cerradas y la población aislada en una especie de mundo aparte durante más de veinte años, mientras el nuevo régimen intentaba eliminar a sus adversarios y libraba una guerra civil contra las minorías étnicas. En 1988 los dictadores sofocaron un levantamiento popular y mataron a más de cinco mil personas. Los dirigentes del movimiento democrático que sobrevivieron fueron encarcelados y la presidenta electa y premio Nobel de la paz en 1991 Aung San Suu Kyi lleva detenida y confinada en su casa desde entonces .
En la actualidad, la junta militar sigue en el poder y recibe en estos días la protesta silenciosa y pacífica de miles de monjes budistas.
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